martes, 19 de marzo de 2013

19/3/13

19/3/13

Bebes para olvidar
o bebes para celebrar.

¿Qué más te da?
De igual modo termina.

Siempre es mejor en compañía,
de otra forma no te animaría.

Compras vodka del barato,
de igual forma acabarás borracho.

Comienzas dando un trago,
notas como va bajando,

por un instante notas que quema
y el sabor queda en tu boca.

Pasas la botella a tu compañero
y hasta acabarlo vais repitiendo.

Habláis de lo que sea, música,
sentimientos o vuestra vida.

Te toca otra vez, la llevas a la boca,
inclinando lentamente y llenándola.

Un trago más largo, más esfuerzo,
más lejos de la realidad sintiendo.

Cada vez más desinhibido,
el dragón quedó un rato dormido.

Se te pasa toda la vergüenza
y haces lo que se te pasa por la cabeza.

Hablas con cierta dificultad
y no piensas con claridad.

Momento para otro trago,
en la boca lo mantienes un rato.

El sabor se vuelve extraño,
igual que la visión del mundo.

La botella se sigue moviendo
y su contenido disminuyendo.

Parece que estas en un videojuego
y que mueves con dificultad el cuerpo.

Acabáis, con una ronda más, la botella,
cuanto más tiempo pasa, mas sed entra.

La noche se está acabando,
la borrachera sigues conservando.

Te despides y comentas lo bien que ha estado
y que otro día hay que quedar y repetirlo.

Emprendes el camino de vuelta,
sin mente despierta, vas a casa,

no importa lo lejos que queda,
ni que la soledad te acompaña.

Caminas con el destino en mente,
te aseguras de que las llaves lleves.

Cuando llegas a tu morada,
ya en tu cómoda cama,

deseas poder conservar
los recuerdos de una noche brutal.

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