jueves, 30 de mayo de 2013

30/5/13

30/5/13

En la  media noche del sábado,
tus dientes clavaste en mi cuello,
pude sentir todo tu deseo
con cada lujurioso mordisco.

No me convertiste en vampiro,
pero si me hiciste tu esclavo.
Cada vez que te veo me convierto
en bestia al servicio de tu cuerpo.

Lo único que hace echar el freno
es escuchar tu dulce voz en mi oído.
Con ese melodioso y bello sonido
relajo todo mi cuerpo y ralentiza al bárbaro.

Iluminados por una tenue luz al fondo
con besos y muérdos nos abrimos paso
hasta ese gran abismo de dulce pecado
que con la pasión de nuestros cuerpos íbamos creando.

No temas morder más fuerte,
pues cada gota de mi sangre
sabes que lleva escrito tu nombre
y lo grita fuerte cuando cerca no te tiene.

Mi pecho desea poder quemarse
con la emoción de siempre verte.
Te suplico mi cuerpo contigo lleves,
mi alma de ti y el no quiere separarse.

Ángel del pecado oscuro y resplandeciente
toma mi sangre, cuerpo y alma, poséeme,
todo lo que en mi hay, todo tuyo es,
alejarme de ti es igual a morirme.

Mi demonio ante ti siempre sucumbe,
Astaroth cae a tus pies ante tu semblante.
Sobre mi piel haré hueco para que puedas recostarte
y cómodamente podrás volver a morderme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario